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miércoles, 23 de noviembre de 2011

VALL DE MADRIU

Localización: Vall del Madriu-Perafita-Claror. Pirineo Andorrano.
Localidad de acceso: Escaldes-Engordany.
Inicio y final: Carretera de la Plana. (ruta radial-ida y vuelta por el mismo sitio).
Punto más bajo: 1.235 metros.
Punto más alto: 1.880 metros.
Duración: 5 horas (nuestro ritmo es lento).
Cartografía: Editorial Alpina, Andorra. 1:40.000

Dentro de las sencillas rutas que Nieves, Denali y yo hacemos en Andorra en otoño de 2011 no podía faltar el Vall del Madriu. Es un precioso valle de origen glacial que tiene 12 km de largo y 1.300 metros de desnivel. Tal es su belleza que el conjunto Vall del Madriu-Perafita-Claror está declarado Patrimonio de la Humanidad.
Es una ruta perfectamente apta para hacer con niños y perros. Nosotros no fuimos hasta el fondo del valle si no que hicimos un poco más de la mitad (6,5 km-13 en total) hasta el Refugio de Fontverd.
Para llegar al inicio de la ruta hay que coger, desde Escaldes-Engordany, la carretera de Engolasters. Después de pasar el Km-1 sale a la derecha la carretera de laPlana. Unos 100 metros más allá y después de una  curva de 180º buscamos donde aparcar porque habremos visto los paneles informativos de la ruta. La ruta está balizada como GR.

La ruta empieza por un camino empedrado y ya desde el principio nos damos cuenta de que toda la ruta vamos a ir acompañados por una exuberante vegetación.

Al poquito de empezar, más o menos en la cota 1.300, nosotros decidimos abandonar el camino principal (GR7) para coger un sendero a la derecha que lleva la misma dirección que el camino principal pero a mayor altitud.

Denali parece que quiere bajar al Riu Madriu.
Pasamos por una borda cuyo nombre desconozco.
Este sendero no deja de ganar altura.

La frondosidad de la vegetación es de una belleza apabullante.


¡Uy! ¿Alguien ha visto a Nieves y Denali?
No dejamos de alucinar con la cantidad de vegetación. Ha sido un acierto elegir este sendero.

Este sendero finalmente muere en el GR 11.10 que viene desde arriba del Valle de Perafita. Después de cruzar el Riu de Perafita hay que tomar este GR hacia la izquierda.
Un corto trecho por un pequeño llano...
...cruzamos el Riu Madriu y algún otro regato...
...para llegar a las bordas de Entremesaigües (1.474 mts.).
Sin dejar de subir seguimos camino nuevamente por el GR7...
...para llegar, más o menos a un 1,5 km desde Entremesaigües, a las bordas de Ramió.
En Ramió al GR7 se le une por la izquierda el GR11 y ya comparten trazado hasta el fondo del valle.
El valle es ciertamente muy bonito y esta parte del camino transcurre muy cerquita del Riu Madriu.

Sin dejar de subir llegamos a nuestro objetivo del día. La explanada de Fontverd...
...y al Refugio de Fontverd (1.880 mts.).

Nosotros nos damos la vuelta aquí porque hacer el valle entero (24 km ida y vuelta) sería mucho para nuestra perrita Denali.Y ya se está portando como una campeona porque que le estamos dando una semana de paseos montañeros de 10 km diarios.
Ya de vuelta abandonamos el GR más o menos en la cota 1.800. Cogemos un sendero a la derecha que mantiene cota y que va en busca del Coll Jovell. Y mientras el Riu Madriu va quedando abajo.


En el Coll Jovell (1.779 mts.) nos encontramos esta curiosa pila de leña. Mi ignorancia me impide decir si, más allá de un intento de refugio, esta forma de apilar troncos buscaba alguna otra utilidad.
Mi torpeza en regular la iluminación me impide mostrar al cien por cien las preciosas vistas que hay desde el Coll Jovell.
Desde Coll Jovell hay que coger el GR11 para volver a bajar al fondo del valle (al que saldremos a la altura de Ramió).
Y ya volvemos a enlazar con el GR7 para volver.
Volvemos a pasar por las bordas de Entremesaigües.
Un poco más abajo pasamos el Pont Sassanat...
...sobre el Riu Madriu que baja con fuerza.
Ya sólo queda terminar el paseo bajando hasta el punto de inicio.
Así pues, recomiendo que nadie se pierda este valle. Si buscáis una ruta fácil, agradable, en un entorno precioso, exuberante y salvaje, no os podéis perder Vall del Madriu. Después de recorrerlo no me extraña nada en absoluto que esté declarado Patrimonio de la Humanidad. Como siempre digo, si lo hacéis en otoño no sólo os evitaréis el calor del verano o el frío del invierno, si no que también os evitaréis las aglomeraciones de gente tan típicas en ambas estaciones en parajes de alta montaña. En esta ruta tampoco nos hemos encontrado un alma en todo el día. Un regalo para los sentidos y una buena dosis de quietud para el espíritu.

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